Los cambios climatológicos que se están produciendo a nivel mundial incrementan el riesgo de fenómenos meteorológicos extremos. El aumento de la temperatura del aire y del agua provoca un aumento del nivel del mar, potentes tormentas, fuertes vientos, sequías, incendios e intensas precipitaciones que dan lugar a inundaciones.
El Panel Intergubernamental de Naciones Unidas para el Cambio Climático ha vuelto a constatar la evidencia: el cambio climático ya está aquí. En su último informe publicado el pasado mes de marzo advertía que casi la mitad de la población mundial, entre 3.000 y 3.600 millones de personas, vive actualmente en áreas altamente vulnerables al cambio climático.
Los datos son concluyentes:
El informe de la agencia de la ONU sobre el Estado del Clima Mundial en 2021 confirma que los últimos siete años han sido los más cálidos en el planeta de los que se tiene constancia.
El número de desastres relacionados con el clima se ha triplicado en los últimos 30 años.
La intensificación de tormentas desde las últimas décadas ya ha alcanzado los niveles previstos para el año 2080.
Entre 2006 y 2016, el aumento del nivel del mar a nivel global fue 2,5 veces más rápido que durante casi todo el siglo XX.
Más de 20 millones de personas al año se ven obligadas a abandonar sus hogares como consecuencia de los efectos del calentamiento global.
Para 2030, adaptarse al cambio climático y hacer frente a los daños que supondrá costará a los países en desarrollo entre 140.000 y 300.000 millones de dólares anuales.
Los científicos advierten de que el cambio climático se acelera, llega antes y más fuerte de lo previsto. Las previsiones de futuro son inquietantes: afectará a unos 2.000 millones de personas, acabará con cosechas y generará hambrunas entre un 10% y 20% para 2050. De hecho, sus efectos sobre el medio ambiente ya están obligando a muchas personas a abandonar sus tierras y hogares, y están poniendo a muchas más en riesgo de tener que desplazarse en el futuro.
El peligro que corren ciertos alimentos y materias primas ante el cambio climático hace que se empiece a impulsar la contratación de Seguros de Riesgo Climático. Oxfam Internacional y el Programa Mundial de Alimentos (FAO) se han unido para promoverlos. El proyecto se denomina “R4”, y se prevé llegar a las regiones del planeta más afectadas. A través de R4 se le facilitará acceder a Seguros de Riesgo Climático con los que podrán enfrentar inundaciones y sequías además de que los agricultores podrán acceder a mejores condiciones de crédito para poder realizar compra de semillas y herramientas.
La cobertura del seguro es un aspecto crucial en la construcción de resiliencia a raíz de eventos climáticos extremos. Las aseguradoras se encargan de medir y valorar el riesgo climático e informar sobre la gestión de riesgos a empresas e individuos, así como sobre los seguros que deben tener para paliar las consecuencias sobre las personas y sus bienes.
La mejor protección: un seguro
El cambio climático parecía algo lejano pero los fenómenos meteorológicos extremos tienen ya un impacto inmediato en nuestras vidas diarias. En España hemos podido constatar en los últimos años sus negativas consecuencias con borrascas, lluvias torrenciales e inundaciones que han dejado importantes daños materiales y personales, sobre todo en la costa española.
¿Cómo protegernos? Lo primero que tenemos que saber es que debemos tener contratado un seguro para proteger tu futuro. El Consorcio de Compensación de Seguros (CCS), instrumento al servicio del sector asegurador español es una entidad pública adscrita al Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital encargado de indemnizar en caso de catástrofes naturales. Un sistema único en Europa y muy solidario, ya que se sostiene gracias a las aportaciones de las personas que cuentan con un seguro en España y las indemnizaciones se costean, de alguna forma, entre todos.
Algunas personas desconocen que, para poder beneficiarse de las ayudas del CSS, es imprescindible estar previamente asegurados. Aunque nuestro seguro no cubra los daños causados por una catástrofe natural, es preciso contar con una póliza en alguno de los ramos que se refieran a este tipo de riesgos extraordinarios, como vida, accidentes o multirriesgo, ya que teniendo contratada alguna cobertura relativa a los daños propios se aplica automáticamente el recargo correspondiente al Consorcio, que nos cubriría en caso de sufrir uno de estos episodios. De otra manera corremos el riesgo de no poder hacer frente al enorme montante económico que puede suponer un desastre de estas características.
Para ser indemnizados debemos estar al corriente de pago y tener en cuenta que la póliza tiene una carencia de siete días para ciertas coberturas, es decir, es necesario que pase una semana completa desde que contratamos el seguro hasta que podamos recibir la ayuda del Consorcio en caso de que suceda un cataclismo.
Contar con un seguro nos ayudará, por tanto, a evitar problemas, con independencia de quién se encargue de las indemnizaciones. Si no se tiene, se está a expensas de otros factores, como la declaración de zona catastrófica, que conlleva un reparto de ayudas de un modo discrecional. Estando asegurados contaremos con un respaldo económico y ganaremos en tranquilidad sabiendo que las necesidades familiares estarán cubiertas ante cualquier situación inesperada.
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El sector asegurador a través de su portal Naturalmente protegidos, ofrece información sobre cómo actuar y cómo solicitar las indemnizaciones en caso de haber sufrido un daño a causa de un fenómeno de la naturaleza y los distintos riesgos que se cubren.
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