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¿Qué me pongo hoy para ir al trabajo?

Bien-ESTAR · 5 junio 2024

 

Históricamente, el entorno laboral ha estado regido por estrictos códigos en el vestir. Trajes de chaqueta, corbatas y zapatos formales eran habituales en las oficinas. Con el tiempo, estas normas se han relajado. La adopción del «business casual» se ha vuelto común, permitiendo a los empleados ir de manera más libre y cómoda.

Todo comenzó con el llamado «casual Friday», una moda importada de Estados Unidos por la cual los empleados pueden ponerse ropa más informal los viernes. Una práctica que finalmente ha acabado siendo común en la mayoría de los entornos laborales, especialmente en empresas que requieren un código de vestimenta más formal durante el resto de la semana.

 

Del “Aloha Fridays” al viernes casual
La costumbre tiene sus raíces en la década de 1950 y 1960 en Hawái. Comenzó con «Aloha Fridays», una iniciativa de la Cámara de Comercio de Hawaiana para promover el uso de camisas, hawaianas (aloha shirts), como una vestimenta aceptable para el lugar de trabajo durante los meses más cálidos. Esta tradición ganó popularidad y se trasladó también a los viernes por ser el día de la semana más relajado y de “precalentamiento” ante el fin de semana. La idea de vestir de manera más casual se trasladó a los Estados Unidos en la década de 1990. Empresas en Silicon Valley y otras tecnológicas adoptaron y adaptaron esta práctica ayudando a popularizar el “casual friday». Una tendencia que reflejaba un cambio cultural hacia un entorno laboral más relajado y flexible, que valora la comodidad y la creatividad.

El impacto del viernes casual ha sido significativo en la cultura empresarial. Ha contribuido a un ambiente de trabajo más relajado y ha permitido a los empleados expresar su estilo personal, reflejando también por parte de las empresas un cambio hacia una mayor valoración de la comodidad y el bienestar de sus empleados. La práctica, que inicialmente era una excepción a la norma de vestimenta formal que predominaba de lunes a jueves, con el tiempo y el cambio en las culturas corporativas, se extendió sobre todo en entornos de trabajo más creativos y libres, en industrias como la tecnología, la publicidad y las startups, que comenzaron a adoptar códigos de vestimenta más relajados todos los días de la semana.

 

¿Dónde está el límite?
A pesar de que la forma de vestir en el trabajo ha evolucionado, es esencial mantener siempre una apariencia profesional adecuada a cada empresa. La clave está en encontrar un equilibrio entre la comodidad y la adecuación al entorno profesional.

¿Trabajas en Google o en el Banco de Sabadell? La vestimenta dependerá en gran medida del área a la que nos dediquemos y de la cultura empresarial de dicho sector. En entornos como la banca o el derecho, suelen darse normas más estrictas, mientras que, en empresas tecnológicas o startups, existe un enfoque más relajado. Es crucial entender el contexto específico del lugar de trabajo antes de decidir el atuendo. El sentido común debe prevalecer siempre, y como dice el refrán: “donde fueres haz lo que vieres”.

 

El reto del verano
Durante los meses fríos vestir de manera apropiada es sencillo, pero con el calor puede convertirse en todo un reto. Hay que combinar un estilismo cómodo para soportar las altas temperaturas del exterior, pero ir lo suficientemente cubiertos para no congelarnos bajo el aire acondicionado, ni perder el tono que exige el ambiente laboral. Todos conocemos a algún compañero/a que acude a la oficina con un look más apropiado para ir a la playa o la piscina que para acudir a una reunión de trabajo o recibir en condiciones a un cliente.

Para no cruzar la delgada línea roja entre ir casual e ir de manera inapropiada, te damos algunas claves para un estilo perfecto en verano:

Mantén la profesionalidad. Aunque tu empresa te permita llevar ropa más relajada los viernes, o durante los meses de más calor, es fundamental mantener un aspecto profesional. Esto significa evitar vestir demasiado informal como pantalones cortos, chanclas o camisetas con gráficos llamativos. Optar por prendas que sean cómodas pero que reflejen un aspecto ordenado y presentable.

Revisa tu agenda. Es importante, antes de vestirse, revisar bien la agenda y los planes para ese día, ya que si tienes una reunión importante, una presentación, o tienes que recibir a un cliente, quizá lo más recomendable sea optar por una vestimenta más tradicional y dejar la ropa casual para cuando salgas de la oficina.

Calidad sobre cantidad. Invertir en ropa de buena calidad marca una gran diferencia. Tejidos ligeros y transpirables como el algodón o el lino son ideales para el verano. Además, estas prendas suelen tener un mejor acabado, lo que contribuye a un aspecto más pulcro.

Respeta el código de vestimenta de la empresa. Revisar el código de vestimenta de la empresa puede aclarar muchas dudas. Algunas organizaciones tienen pautas claras sobre lo que se considera apropiado, especialmente durante los meses de verano. Si no estás seguro/a, no dudes en preguntar a tu supervisor o al departamento de recursos humanos.

Atención a los detalles. Incluso en un entorno más casual, los detalles importan. Asegúrate de que tu ropa esté siempre limpia y bien planchada. Evita prendas desgastadas o vaqueros rotos, y cuida tu higiene personal. Un aspecto ordenado refleja profesionalidad y respeto por tu entorno laboral.

Elementos en el vestir a evitar. Ropa de playa como chanclas, shorts o pantalones cortos, prendas deportivas como leggings o camisetas, ropa transparente o demasiado ajustada, grandes escotes y exceso de accesorios o colores muy llamativos.

Atuendos apropiados. Si eres hombre opta por polos o camisas o de tela ligera, combinados con pantalones chinos, chaquetas de lino y zapatos cerrados o mocasines. Las mujeres disponen de un abanico de posibilidades más amplio: vestidos frescos, blusas ligeras con pantalones o faldas midi, zapatos cómodos como bailarinas o sandalias elegantes, son buenas opciones.

Y por último recuerda que, aunque el verano invita a una vestimenta más relajada, la oficina sigue siendo un entorno profesional.

 

 

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