La educación financiera sigue siendo una de nuestras asignaturas pendientes. Según un estudio de la Asociación de Asesores y Planificadores Financieros, los españoles suspendemos en conocimientos financieros con una nota media es de un 4,5 sobre 10.
La gestión de las finanzas personales adquiere cada vez mayor importancia. Las habilidades relacionadas con contabilidad, elaboración de presupuestos y conocimientos de ahorro e inversión son actualmente muy necesarias. En un escenario inflacionista con subidas de precios generalizadas que afectan a nuestro poder adquisitivo, la correcta gestión financiera es imprescindible para aprovechar al máximo nuestro capital, el ahorro acumulado y conseguir generar nuevas fuentes de ingresos.
Un aprendizaje que debería adquirirse desde la infancia
La mayoría de los jóvenes se encuentran, llegado el momento, con que no saben realizar la declaración de la Renta, no conocen los distintos tipos de hipotecas o no diferencian entre un préstamo y un crédito, conocimientos importantes para manejarse en la vida.
Cada vez son más las voces que piden que la educación financiera se incluya como una asignatura más en los colegios. Los niños cuando son pequeños no conocen el valor real del dinero, ni el esfuerzo que conlleva conseguirlo. Educarles en estas capacidades les será muy útil en el futuro.
Para inculcar la educación financiera a los más pequeños los padres pueden practicar con los niños diferentes recursos como, por ejemplo, jugar al Monopoly, donde pueden simular que invierten o jugar a las tiendas con dinero ficticio para que aprendan a identificar y manejar el dinero de una manera lúdica. Es positivo hacer la lista de la compra con ellos calculando más o menos lo que valen los productos y dejarles pagar pequeñas compras en comercios. También es conveniente darles una paga con la que puedan empezar a administrar sus finanzas, o regalarles una hucha para que aprendan a ahorrar.
Y para los que ya son adultos, seguir avanzando en su educación financiera les aportará muchas ventajas porque, aunque el dinero no es lo más importante en la vida, influye directamente en nuestro bienestar. Ampliar nuestros conocimientos en materia financiera nos brindará los mimbres necesarios para poder construir un buen plan de ahorro, saber invertir, mejorar nuestras finanzas y poder disfrutar de una jubilación tranquila.
Pasos para mejorar la educación financiera
Estas son las acciones que podemos empezar a poner en práctica para mejorar nuestra educación financiera. Son muy fáciles de seguir y no implican grandes esfuerzos.
Controlar los gastos. Cada mes debemos saber el dinero que hemos gastado y en qué. Hoy en día con la banca móvil es más fácil que nunca hacer un seguimiento de los movimientos en las cuentas bancarias, existen también apps de control de gastos que podemos descargarnos en el móvil o realizar un Excel con todos nuestros gastos.
Controlar los ingresos. Este paso es más sencillo que el anterior, debemos tener una planificación a tres meses vista, sabiendo el dinero que vamos a ingresar cada mes.
Gastar menos de lo que se ingresa. Una tasa de ahorro adecuada sería ahorrar un 30% de nuestros ingresos. En otras palabras, que nuestros gastos no superen el 70% del total. Si no se llega a ese 30%, al menos hay que tener en cuenta que no ahorrar al menos el 10% de lo que se gana se considera que estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades.
Eliminar las deudas. Y no contraer otras nuevas. Los expertos aseguran que posiblemente la mejor forma de invertir el dinero es esta. Al igual que una inversión puede generar un interés a nuestro favor una deuda produce un interés en nuestra contra.
Eliminar o reducir al máximo todos aquellos gastos periódicos. No suelen ser grandes sumas, pero lo pagamos todos los meses y van sumando. ¿Estás realmente usando esa app? ¿Sigues pagando un seguro que no es necesario? Una de las mejores maneras de ahorrar es reducir los gastos llamados “hormiga” que, poco a poco, nos roban el dinero
Poner a trabajar a nuestros ahorros. El dinero ahorrado debe de ganar dinero. A este concepto se le llama inversión y es algo casi fundamental para hacer crecer nuestro capital. Lo aconsejable es contar con un dinero ahorrado para casos de emergencia y el dinero restante invertirlo para que produzca más dinero. Para ello:
- Descubrir qué productos existen e invertir en aquellos que sean capaces de aumentar su valor en el tiempo. De esta manera, construiremos una cartera financiera saludable desde el mismo momento que iniciemos la inversión. Cuanto antes, mejor, tomando a nuestro favor el tiempo y tratando de ganar interés sobre interés para generar un “efecto bola de nieve” sobre el capital inicial invertido, así como sobre las posibles plusvalías que se puedan generar a lo largo de nuestra inversión.
- Considerar la rentabilidad de la inversión que se va a realizar. Cuánto más alta sea la tasa de retorno (rentabilidad de mi inversión), más rápido podrá crecer el capital. Sin embargo, es importante tener en cuenta que mayores tasas normalmente estarán asociadas a inversiones más arriesgadas.
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Formarse en educación financiera. El Plan de Educación Financiera del Banco de España y la CNMV “Finanzas para todos”, www.finanzasparatodos.es es una iniciativa muy útil para ayudar a los ciudadanos en la gestión diaria de sus finanzas. En él se proporciona información, consejos prácticos, herramientas y calculadoras para mejorar la gestión de la economía personal y familiar, sea cual sea nuestra edad o nivel de conocimientos financieros. El portal explica cómo diseñar un presupuesto y planificar el ahorro, cómo atender a las necesidades económicas según las distintas etapas de la vida (el primer empleo, la vivienda y la jubilación, entre otros) o cuáles son los principales productos bancarios y de inversión.
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