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Muchos emprendedores se encuentran con que tienen una idea de negocio viable pero no disponen del capital suficiente para ponerla en marcha. Para hacerla realidad recurren al bootstrapping.
El bootstrapping es un término inglés que proviene del sector de la informática, hace referencia al sistema de inicio de un ordenador, y se ha trasladado al mundo de la empresa para definir un negocio que arranca su andadura con pocos recursos y sin poder realizar una inversión significativa.
Sus artífices reciben el nombre de bootstrappers, personas que aplican su talento y experiencia en nuevas ideas de negocio para hacerlos crecer. Si echamos la vista atrás muchas de las empresas más top de hoy en día empezaron recurriendo al bootstrapping: Apple, Amazon, Airbnb, Cabify, Dominos Pizza, Microsoft o Nike.
Emprender sin ayuda financiera, no es algo nuevo, pero en los últimos años de crisis e incertidumbre, se ha convertido en el modus operandi de los emprendedores de todo el planeta. La National Federation of Independent Business estima que en Estados Unidos el 80% de las startups utilizan técnicas de bootstrapping y el 25% comenzaron con un capital por debajo de los 500 dólares.
Cuando se habla de bootstrappers, se habla de creatividad, marketing, desarrollo… todo ello imprescindible. Es un arte porque el emprendedor debe sacar todo el ingenio y toda la imaginación de la que dispone para exprimir al máximo los recursos que tiene a su alcance. La ausencia de capital fomenta de forma constante la creatividad para producir optimizando los recursos sin implicar a terceras partes como inversores, aumenta de forma sensible la independencia del proyecto, a la vez que reduce el endeudamiento.
Claves del éxito de este método de emprendimiento:
1. Permite enfocarse en el producto. Se convierte en el centro del negocio. No contar con recursos obliga a alcanzar los objetivos por medios más creativos, a buscar soluciones no convencionales.
2. Elimina los intermediarios. Algo factible en los negocios digitalizados. Los intermediarios suelen hacer perder tiempo, dinero, y la relación directa con el cliente.
3. La opinión del cliente cuenta. Premiar su fidelidad es algo imprescindible para conseguir levantar un negocio con los recursos mínimos.
4. Profesionales independientes. Apoyarse en ellos permite escalar el proyecto, sin tener que hacer un gran desembolso en recursos humanos.
5. Control de la compañía. No depender de terceras personas ni de influencias externas de inversionistas, facilita manejar el rumbo del negocio.
6. Impacto positivo sobre la cultura de la empresa. Fomenta una cultura de trabajo mucho más potente y equipos más comprometidos.
7. Reduce el endeudamiento. Contar con los recursos existentes sin pedir préstamos y manejar cuidadosamente el dinero desde el principio crea hábitos inteligentes de gasto. No hay que buscar capital, algo que requiere mucho esfuerzo y dinero.
8. No malgastar. Tanto en recursos humanos como materiales. Facebook comenzó en un garaje. No derrochar en oficinas, muebles y equipos caros permite conservar el dinero.
Pero no todo en el bootstrapping son ventajas:
Antes de lanzarse a emprender a través del bootstrapping los expertos recomiendan comprobar la viabilidad del negocio consultando a expertos y analizar los potenciales clientes para conocer a quienes puede interesar ese producto o servicio. Se trata de comprobar si existe un mercado objetivo para el proyecto.
El bootstrapping exige un cambio de mentalidad. Más frugalidad, ahorro e ingenio y menos deuda. Hay que buscar clientes, no inversores. Utilizar el canje o trueque profesional y pedir dinero solo cuando sea estrictamente necesario.
En definitiva, acostumbrarse a la incertidumbre, y estar dispuesto a aprender y sacarle el mayor partido al ingenio, así como hacer un buen uso de Internet y las redes sociales como recurso para darse a conocer en el mercado.
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