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Las 8 coberturas que no deben faltar en un buen seguro de hogar

Bien-ESTAR · 19 abril 2022

En cuestión de protección podría decirse que el mejor seguro es el que más coberturas incluye, pero no es del todo cierto. En realidad, no resulta rentable pagar por coberturas que no se van a usar o que no se corresponden con nuestra situación personal. Un error habitual al contratar un seguro es hacerlo sin revisar bien la póliza o fijándonos solo en el precio. Actuando así es fácil que contemos con un seguro muy caro que cubre cosas que no necesitamos o uno muy barato pero que no nos sirva realmente.

Para contratar el seguro de hogar que realmente precisamos lo primero hay que hacer es analizar bien cuáles son las necesidades de protección de nuestra casa. Podemos contratar un seguro con las coberturas básicas, a las que podemos ir añadiendo otras que variarán en función de los hábitos particulares y el tipo de vivienda que tengamos. Hay que tener en cuenta que las coberturas que contratemos marcarán la diferencia y, sobre todo, pueden evitarnos importantes gastos en el futuro.

 

Qué debe incluir un buen seguro del hogar:

Continente: los daños que se puedan producir en la vivienda en sí, en la estructura del edificio, los cimientos, muros, paredes y las instalaciones fijas (agua, electricidad, calefacción, etc.). También entran los elementos decorativos como molduras, puertas o pintura de las paredes. Si tenemos garaje o trastero deben incluirse en el continente, aunque se encuentren en el exterior de la vivienda.

Contenido: protege los bienes de valor que están en el interior de la casa tales como joyas, electrodomésticos, muebles, ordenadores, obras de arte, etc. Es importante realizar una valoración precisa de los objetos a cubrir ya que determinará el coste final de la póliza. También es conveniente guardar pruebas de la pertenencia de los objetos más valiosos. El contenido podemos asegurarlo de dos maneras: por el valor real -el del artículo con su depreciación por el uso y la antigüedad-, o bien por el valor de reposición, -el valor del objeto sin tener en cuenta su depreciación-.

Responsabilidad civil: debe estar incluida en el seguro de hogar. Se trata de una cobertura básica, ya que cubre los daños ocasionados a terceros, tanto por algún desperfecto en la vivienda como por sus ocupantes. Puede suponer un importante desembolso si no estamos protegidos.

Incendio: los Seguros de Hogar con cobertura de incendios deben indemnizar aquellos daños y pérdidas materiales causados por acción del fuego. Son accidentes cuyas consecuencias suelen ser muy graves ya que la acción de las llamas y el humo pueden causar muchos destrozos en la vivienda y en enseres, electrodomésticos e instalaciones de la casa.

Robo y actos de vandalismo: cubre daños por robo, hurto o apropiación indebida, tanto dentro como fuera de la casa. Estos ataques a la propiedad privada son frecuentes y pueden suponer un buen descosido en nuestra economía. En esta cobertura hay que incluir no solo los efectos personales, sino también las tarjetas de crédito y el dinero en efectivo que tengamos.

Daños producidos por agua: es importante asegurar la casa frente a los daños ocasionados por el agua, porque este siniestro es, con diferencia, el más frecuente en las viviendas. De hecho, supone un tercio de los partes que reciben las aseguradoras. Humedades, la rotura de una tubería, fugas y goteras pueden causar graves consecuencias en nuestro hogar.

Daños eléctricos: corrientes anómalas, cortocircuitos o la caída de un rayo pueden provocar que todo lo que esté enchufado se estropee. Es importante contar con esta cobertura si se tienen equipos informáticos. En cualquier caso, hay que revisar las cláusulas y comprobar si existen excepciones relativas al límite de la indemnización y las exclusiones por antigüedad o por no superar un importe mínimo del objeto dañado.

Rotura de cristales: El de los cristales rotos es, tras los daños por agua, el incidente que con mayor frecuencia altera la tranquilidad de los hogares. Los cristales son elementos caros y puede resultar complicado económicamente repararlos si no contamos con esta cobertura, si la tenemos, el seguro se hará cargo de reponerlos.

 

Hasta aquí las coberturas más necesarias que debe tener nuestro seguro de hogar, pero podemos añadir otras adicionales en función de nuestras propias necesidades.

  • Daños estéticos: esta cobertura se hace cargo de los gastos necesarios para la recomposición estética de los elementos relativos al continente y, en su caso, al contenido, según su estado antes de que se produjese siniestro. En este sentido, conviene señalar que la mayoría de los seguros de hogar cubren los daños estéticos del continente, pero no del contenido.
  • Reposición de llaves y cerraduras: La mayoría de los seguros cubren los siniestros relacionados con la pérdida de llaves o el deterioro de las cerraduras, es una cobertura muy útil. Pero es importante tener en cuenta que, antes de contratar a un cerrajero, especialmente a una empresa de cerrajería urgente, es necesario ponerse en contacto con la aseguradora.
  • Asistencia jurídica: es una cobertura muy deseable en caso de que nos veamos ante un problema legal y precisamos de asesoramiento profesional. Puede incluir defensa jurídica laboral, reclamaciones por daños sufridos como peatón y ciclista, reclamaciones en contratos de compraventa, defensa fiscal y reclamaciones frente al inquilino, entre otros.
  • Daños producidos por fenómenos atmosféricos: normalmente los seguros de hogar solo cubren estos daños cuando se dan unas condiciones extremas en caso de lluvias (un mínimo de 40 l/m² a la hora) o de velocidad del viento. Si se trata de un fenómeno extraordinario, será el Consorcio de Compensación de Seguros quien se haga cargo de la indemnización.
  • Cobertura en viviendas unifamiliares: en el caso de casas de campo o chalets hay otras coberturas que pueden resultar muy útiles en los seguros de hogar, como son la cobertura de bienes al aire libre, la cobertura de daño en tuberías bajo tierra en la parcela y la cobertura de replantación de arboleda y jardín. Esta cobertura se encarga de esos objetos que están al aire libre y por lo tanto están más sujetos a robos o daños debido a la climatología.

 

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