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El esquí es un deporte que conlleva ciertos riesgos y hasta los esquiadores más experimentados pueden sufrir una caída. Para disfrutar de la nieve y deslizarse por las pistas con seguridad lo mejor es contar con una póliza que nos cubra en caso de accidente y de otros percances derivados de la práctica del deporte blanco.
El esquí y el snowboard se sitúan entre los 10 deportes con mayor número de accidentes y de lesiones. La montaña tiene sus peligros y, además del riesgo de sufrir accidentes, existen otros contratiempos que pueden arruinar los días de disfrute de la nieve. Las estaciones de esquí y de montaña cuentan con seguros para cubrir los accidentes en pistas y en el resto de las instalaciones. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el tipo de cobertura difiere entre ellas. Si no contratamos con un seguro de esquí privado, podemos encontrarnos con que la estación no nos garantice una atención sanitaria completa ni cubra las posibles incidencias derivadas de la práctica del esquí. Por ese motivo, un seguro puede evitarnos muchos contratiempos.
En el caso de que se viaje al extranjero, la prevención es aún más necesaria. El coste variará mucho dependiendo del país y de la estación donde nos encontremos. El precio de un rescate en montaña en España cuesta de 200 a 300 euros si se realiza a través de los llamados «pisteros», socorristas de las estaciones de esquí. Si resulta necesario el traslado a un centro hospitalario en helicóptero, el coste puede oscilar entre los 3.500 y los 5.000 euros. Fuera de nuestras fronteras un rescate en pista es mucho más caro, en países como Francia, Suiza o Italia ronda los 400 y 500€; si el traslado al centro médico se produce en helicóptero, el precio puede dispararse hasta los 8.000€.
Por tanto, antes de lanzarse a las pistas es conveniente revisar bien las coberturas que incluye el seguro que contratamos y comprobar que es adecuado para la práctica deportiva que vamos a realizar y el destino al que nos dirigimos. Se puede contratar un seguro de esquí distinto dependiendo del número de días que se vaya a practicar y de las coberturas que se quieran incluir. Un seguro estándar viene a salir por unos 4-5 euros día y uno para toda la temporada a partir de los cuarenta euros.
Coberturas que debe incluir un buen seguro de esquí:
Rescate en pista. Cubre los gastos del operativo de auxilio en las pistas señalizadas dentro de la estación. El rescate puede realizarse en trineos, en moto de nieve o incluso en helicóptero, dependiendo de lo inaccesible que sea la zona donde se encuentre el accidentado. Hay que tener en cuenta que las operaciones de rescate en la nieve tienen un coste alto tanto en España como en el extranjero.
Gastos médicos, quirúrgicos y farmacéuticos. Incluye asistencia médica internacional 24 horas y los desembolsos de hospitalización y tratamientos tanto en España como en el extranjero. Garantiza el traslado al centro sanitario más adecuado para recibir la visita y el tratamiento médico, pruebas diagnósticas, operación y hospitalización, así como muletas y medicamentos.
Rehabilitación. Un accidente de esquí puede provocar una lesión que requiera rehabilitación, con esta cobertura se puede ahorrar en los gastos de las sesiones que se necesiten hasta la completa recuperación.
Gastos de hotel y estancia. Incluidos si el accidentado necesita guardar unos días de reposo tras el accidente, así como los de sus acompañantes o familiares. Si debido a una caída se requiere el traslado a una clínica u hospital la aseguradora organiza y corre con los gastos del mismo.
Cobertura de repatriación. Cubre los gastos si el asegurado se accidenta en una estación del extranjero y hay que trasladarle a España para su cuidado y recuperación. En caso de fallecimiento el seguro corre con la repatriación de los restos.
Reembolso del forfait y clases de esquí. En caso de accidente a mitad de las vacaciones el seguro contratado devolverá el dinero en proporción a los días no disfrutados. También si debido a falta o exceso de nieve se cierra la zona esquiable de la estación, la póliza se hará cargo del coste del forfait o clases reservadas si no se puede practicar alguno de los deportes de invierno cubiertos.
Gastos de alquiler por rotura accidental del equipo deportivo. Si practicando esquí u otros deportes de nieve el material que se utiliza se rompe y no tiene posibilidad de reparación, el seguro de esquí se hace cargo de los gastos de alquiler del equipo.
Pérdida del equipaje. Si se pierde el equipaje durante el desplazamiento hasta el destino de esquí que impida disfrutar de las vacaciones, el seguro reembolsa el coste de alquiler del equipamiento necesario para que se pueda disfrutar de la nieve, así como los gastos de primera necesidad: productos de aseo, ropa interior, etc. Si finalmente el equipaje se da por perdido, la aseguradora pagará el importe correspondiente a su valor.
Retraso y cancelación de transporte. En caso de overbooking, cancelación de última hora en vuelos que hay que coger para llegar al destino de esquí, el seguro ahorra los gastos adicionales de hotel, comida y transporte durante la espera. Además, si supone que se pierdan algunas reservas del viaje, tales como excursiones, alojamiento o comidas, garantiza el reembolso de estos servicios no disfrutados.
Responsabilidad Civil. Al descender por las pistas se puede chocar accidentalmente con otro esquiador. El seguro de esquí con responsabilidad civil cubre aquellos daños y perjuicios que se causen involuntariamente a un tercero practicando cualquiera de los deportes de invierno incluidos e la póliza.
Es conveniente, además, conocer los derechos y deberes que nos corresponden al esquiar, sobre todo cuando sufrimos una caída. Y quién asume la responsabilidad cuando sufrimos un accidente esquiando, si es la estación o el esquiador. Hay que recordar que, en las pistas señalizadas y los caminos esquiables, el servicio de socorro está garantizado. En las zonas “fuera de pistas” y pistas cerradas la estación no será responsable de los posibles daños sufridos y el usuario es el único responsable de su propia seguridad. La estación está obligada a informar por medio de carteles y de elementos que delimiten la zona esquiable de la que no, de lo contrario, sí que podría establecerse su responsabilidad.
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