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La economía y la gestión financiera son factores cruciales que pueden afectar a la estabilidad de una relación. De hecho, en España, según la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), las dificultades económicas son el tercer motivo de divorcio, incluso por delante de las discrepancias en la crianza y la educación de los hijos. El primer motivo de divorcio es el desgaste y la falta de comunicación y el segundo, la infidelidad.
Los problemas financieros, las diferencias en los hábitos de gasto o a la hora de afrontar deudas, pueden ser motivo de conflictos que acaben afectando e, incluso, hiriendo de muerte una relación. Un error que suelen cometer las parejas es no tener una conversación abierta, realista y sincera sobre las expectativas que tiene cada uno con respecto al manejo del dinero y los gastos del hogar. Es una conversación que debería abordar toda pareja antes de irse a vivir juntos, para luego no encontrarse con sorpresas.
Es muy importante dejar claras las expectativas desde el inicio de la convivencia y acordar como se repartirán los gastos domésticos: ¿quién pagará las distintas compras de la casa? ¿quién cubrirá las facturas? ¿los gastos correrán a partes iguales o pondrá más quien más gane?, ¿cómo y cuánto se destinará al ahorro?, ¿cuál será el patrón de consumo? También es necesario incluir como será el manejo de las cuentas bancarias, el uso de tarjetas, etc.
Para que el dinero no acabe con el amor, estos son algunos consejos prácticos de finanzas en pareja:
Elaborar un presupuesto conjunto. Trabajar juntos en un presupuesto puede ayudar a establecer límites claros y comprender las prioridades de cada uno. Esto no solo facilita la gestión de las finanzas, sino que también fortalece la colaboración en la toma de decisiones financieras.
Cuentas conjuntas vs. cuentas separadas. Decidir si mantener cuentas conjuntas, cuentas separadas o una combinación de ambas dependerá de las preferencias y niveles de comodidad de la pareja. Algunas parejas encuentran útil tener cuentas conjuntas para gastos compartidos y cuentas separadas para gastos individuales.
Establecer metas financieras comunes. Colaborar en la creación de metas financieras compartidas fortalece la conexión y proporciona un propósito común. Ya sea ahorrar para comprar una casa, planificar unas vacaciones o pagar deudas, tener metas claras puede motivar a ambos miembros de la pareja.
Planificación a largo plazo. Abordar temas financieros a largo plazo, como la jubilación o la planificación patrimonial, es fundamental. Trabajar juntos para crear un plan financiero a largo plazo brinda seguridad y estabilidad a la relación.
Asumir la responsabilidad y las consecuencias de los gastos. A la hora de manejar el dinero cada uno y de los posibles efectos negativos sobre las finanzas familiares.
Educación financiera. Cuantos más conocimientos en finanzas tengan ambos, mejor manejarán la economía tanto personal como familiar y mejores decisiones financieras de ahorro e inversión podrán tomar.
Construir un fondo para emergencias. Destinar un ahorro que aporte tranquilidad y con el que poder hacer frente a imprevistos o superar épocas con menos ingresos sin tener que cancelar otras metas financieras.
El amor indudablemente desempeña un papel fundamental en la pareja, pero la compatibilidad financiera no debe subestimarse. Abordar las finanzas con apertura, comprensión y colaboración puede fortalecer la conexión emocional y construir un futuro financiero sólido. En última instancia, encontrar el equilibrio adecuado entre el corazón y la billetera es esencial para el éxito a largo plazo de cualquier relación.
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