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La inflación repuntó durante el mes de marzo hasta el un 9,8% según el Instituto Nacional de Estadística INE, la mayor subida de precios experimentaba en España desde hace casi 40 años. Los expertos apuntan a que los precios seguirán al alza en los próximos meses en el contexto de una crisis energética agravada por la invasión rusa de Ucrania.
Según la Asociación de Educadores y Planificadores Financieros (AEPF) este año el impacto de la carestía de precios se comerá un 10% de nuestros ingresos. FUNCAS cifra concretamente en 16.700 millones de euros la pérdida de poder adquisitivo de los españoles para 2022 por el incremento de la inflación. Una media de 890 euros por familia.
El aumento de precios tiene un efecto transversal en todos los sectores de la economía: transportes, energía, construcción, turismo, industria, seguros, pensiones, salarios, inmuebles, alquiler de vivienda, impuestos, etc., lo que acarreará nuevas subidas. A esto hay que añadir que el euribor a 12 meses, el índice al que se encuentran referenciadas la mayoría de las hipotecas en nuestro país ha vuelto a valores positivos por primera vez desde hace seis años y encarecerá la cuota mensual con un mayor menoscabo para aquellas familias que estén pagando su vivienda.
En este contexto no planificar bien las decisiones de consumo, ahorro e inversión, puede suponer problemas económicos a medio y largo plazo. La planificación financiera es clave en estos momentos para tener unas cuentas saneadas.
¿Qué podemos hacer para amortiguar el impacto de la inflación en nuestros bolsillos? Estas son algunas fórmulas para combatirla:
Invertir. Las subidas de precios se comen la capacidad de gasto, pero también hacen que los ahorros pierdan poder adquisitivo, erosionan su valor, sobre todo si están en cuentas bancarias que no son remuneradas. Los asesores patrimoniales aconsejan invertir al menos un 15% de los ahorros disponibles. Sin embargo, en un esquema en el que los precios suben, el ahorro debe subir en la misma proporción para cubrir las potenciales pérdidas que genera la inflación.
En Avanza Previsión se pueden encontrar diversos productos de ahorro con la mejor rentabilidad con los que combatir la inflación. Garantizan la inversión y ofrecen la posibilidad de hacer un rescate total o parcial en caso de necesidad.
Moderar las deudas. El 20% de las familias adeudan dinero en créditos personales. Si se tienen deudas pendientes lo mejor es acelerar su amortización y no contraer otras nuevas y también racionalizar el uso de tarjetas de crédito. En un periodo inflacionista en que los tipos de interés empiezan a repuntar si se tiene una hipoteca a tipo variable puede ser el momento de refinanciarla o cambiarla a una de tipo fijo.
Recortar gastos superfluos. Hay gastos que no se pueden evitar, pero existen otros que, sin apenas darnos cuenta, van haciendo mella en nuestra economía. Son gastos innecesarios que, si no se controlan bien, merman considerablemente nuestra cuenta corriente. Hay que analizar qué gastos tenemos y cuáles son prescindibles y evitar caprichos en estos momentos inflacionistas.
Reducir el consumo energético. El factor principal que está impulsando la inflación son los precios disparados de la energía. El coste de la electricidad subió en marzo un 543% con respecto al año pasado, un 80% en términos interanuales. Es difícil vivir sin electricidad, gasolina o calefacción, pero se pueden aminorar estos gastos. En el caso de la factura de la luz hay que revisar que la potencia contratada se corresponde con las necesidades del hogar. Coger menos el coche, sobre todo en trayectos cortos, o conducir a menos de 120 Km/h nos hará consumir menos combustible. Ser eficientes en casa con el consumo eléctrico: usar electrodomésticos de Eficiencia A o B y usarlos en tramos horarios que sean más baratos e incorporar enchufes temporizadores al termo eléctrico.
Aprovechar para ahorrar en las compras. Si un producto que solemos consumir está encareciéndose, podemos anticiparnos y almacenar. Muchos vendedores ofrecen descuentos al comprar grandes cantidades u ofertas “dos por uno”, pudiendo ahorrar entre el 10% y 20%. Los productos en oferta que no son perecederos son muy rentables a largo plazo. En cuanto a la ropa y calzado aprovechar los periodos de rebajas.
Comparar precios de productos. Algunos productos de gran consumo han disparado sus precios. Según la consultora Kantar en el último año el precio del aceite se ha incrementado un 303%; la pasta un 183% y los arroces y la leche un 181% y un 145% respectivamente. Hay que buscar los artículos que sean más asumibles para el bolsillo. Aprovechar las promociones y descuentos y comprar marcas de distribuidor o marcas blancas.
Negociar subidas de ingresos. La coyuntura actual donde los precios suben cuatro veces más que los salarios y sufrimos una clara pérdida de capacidad de compra, es un buen argumento para demandar una subida para ajustar nuestro salario a la nueva situación inflacionista. Si el jefe lo deniega, se puede tantear el terreno en otras empresas. Una encuesta de PwC indica que dos tercios de los empleados buscan en la actualidad otro trabajo. Las compañías ofrecen beneficios a los trabajadores nuevos, en particular en los sectores donde hay muchos puestos vacantes.
Explorar nuevas fuentes de ingresos. Podemos poner a la venta objetos o ropa que ya no utilicemos a través de plataformas online de segunda mano o explorar trabajos por horas que se ofrecen por Internet para complementar nuestro sueldo.
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