Cómo medir y mejorar tu salud financiera

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Cómo medir y mejorar tu salud financiera

Ahorro y Finanzas · 21 junio 2022

La mejor forma de medir nuestra salud financiera es conocer detalladamente todos los ingresos de los que disponemos y los gastos a los que tenemos que hacer frente. Para ello, es recomendable realizar un presupuesto con el que identificar las principales partidas a las que se dedican los ingresos familiares. No llevar un control adecuado de nuestras cuentas puede acarrearnos consecuencias muy negativas.

Al identificar cuál es la situación actual de nuestra economía, es posible hacer previsiones a largo plazo: ahorrar y hacer planes para afrontar el futuro con tranquilidad y estabilidad. Así como, disponer de un colchón económico o un fondo de emergencia  para poder afrontar gastos inesperados.

 

Estos son algunos consejos que ofrece la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el Banco de España para mejorar la salud financiera:

Elaborar un presupuesto. Permite controlar todos los gastos familiares para poder así priorizar los indispensables y reducir o eliminar aquellos que sean innecesarios. Teniendo un control del dinero que entra y sale de casa podremos hacer una mejor proyección sobre la economía familiar y tener un mayor control de la misma. Hay que asumir el compromiso de llevar el presupuesto al día para poder conocer cuáles son los meses en los que realizamos un mayor gasto e identificar en qué partidas.

Gastar menos de lo que se gana. La mejor forma de tener unas finanzas personales sostenibles es gastar menos de lo que se gana. Nos permitirá tener una vida financiera más sólida de cara al futuro, reducir nuestras deudas pendientes y ver crecer nuestros ahorros.

Cuidado con las tarjetas de crédito. Hacer un buen uso de las tarjetas y tener los pagos de dichas tarjetas al día es una señal de buena salud financiera.

Un nivel de deuda sostenible. La persona que sabe manejar sus deudas tiene una vida financiera más tranquila ya que no se ve afectada por los recargos por pagos atrasados. Además de tener un buen historial crediticio, sin el cual es difícil el acceso a créditos bancarios.

Estar asegurados. Contratar seguros personales de vida o accidentes, para mantener protegida la salud, el coche, nuestra vivienda y pertenencias es una manera de evitar que nuestra economía se vea en peligro a la hora de que se presenten sucesos desafortunados.

Ahorrar. Es crucial para la salud financiera. Sirve, entre otras cosas, para sortear gastos imprevistos, dificultades económicas que puedan surgir y hacer realidad algunos propósitos como comprar una vivienda, realizar un viaje o gozar de un buen retiro. Y el consejo que dan todos los expertos es empezar a hacerlo cuanto antes. Se puede comenzar a ahorrar destinando un tanto por ciento de los ingresos mensuales a este fin. Una opción es seguir la técnica denominada 50/30/20. Es decir, destinar el 50% de los ingresos mensuales a los gastos fijos con el objetivo de cubrir las necesidades básicas, como la vivienda o la alimentación; el 30% restante, al ocio; y el 20%, al ahorro, sobre todo ahora que ya están las vacaciones de verano a la vuelta de esquina.

Conseguir un colchón financiero. Un dinero que nos permita hacer frente a cualquier situación inesperada y poder afrontar con tranquilidad las emergencias financieras que se nos puedan presentar sin tener que pedir un préstamo o endeudarnos peligrosamente. El “colchón financiero” o, como lo denomina el Banco de España, el “fondo de emergencia” es la cantidad de dinero necesaria con la que deberíamos contar antes de pensar en cómo invertir nuestro dinero. La autoridad financiera recomienda que sea suficiente para cubrir entre tres y seis meses los gastos familiares habituales.

Pasar de ahorrador a inversor. Una vez que se consigue ahorrar, lo siguiente es invertir los ahorros para no perder dinero y poder sacarles mayor rendimiento. El perfil del ahorrador medio en España es mayoritariamente conservador, y aunque cada vez hay más interés por la inversión, se mantienen las formas de ahorrar en productos a plazo fijo. Y eso, sin duda, es un riesgo. Mantener el dinero en cuentas y depósitos ya no tiene las rentabilidades del pasado en un entorno como el actual de aumento de los precios. Es más, ahora más que nunca, la inflación resta valor al dinero y hace que se pierda poder adquisitivo.

Saber en qué invertir. Existen diversas opciones de inversión según el perfil y el nivel de riesgo que se quiera asumir. Desde la CNMV recuerdan que “un riesgo inadecuado, ya sea porque no se haya determinado correctamente el perfil, o porque conociendo el perfil los productos no encajen en él, puede provocar más de un disgusto”. Para evitar que esto ocurra existen fórmulas de ahorro como los seguros de ahorro de Avanza Previsión que se adaptan a cada persona para optimizar la inversión. Un gestor personal se encarga de ofrecer asesoramiento a los ahorradores teniendo en cuenta su edad y características particulares, adaptando de manera automática la inversión a su situación para sacar el mayor rendimiento. También informa de las alternativas con una visión a largo plazo e identifica productos que se adaptan a cada persona mediante una óptica de gestión activa y profesional del patrimonio.

 

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