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Sabemos que conciliar vida personal, familiar y profesional no es tarea sencilla, pero se puede conseguir compatibilizar todos esos espacios … y no morir en el intento. Se trata de realizar distintos reajustes en el modo de vida. Estos son algunos tips que nos pueden ayudar:
Hacer un análisis realista. Muchas veces el tiempo no nos llega porque queremos abarcar mucho más de lo que podemos. Hay que ser realistas y tener expectativas ajustadas a nuestra situación personal. Analizar cuáles son nuestras necesidades y establecer prioridades. Empezar por cumplir las ineludibles y, a partir de ahí, ir abarcando por orden de importancia las siguientes de la lista.
Marcarnos áreas de mejora. Una vez que analicemos cuál es nuestra situación y nuestras prioridades, podemos marcarnos un área de mejora concreta. Si lo que queremos es encontrar más tiempo para nosotros mismos o pasar más tiempo con la familia, hay que gestionar la agenda de acuerdo con ese objetivo.
Las tareas domésticas, mejor compartidas. Según diversos estudios las mujeres dedican casi 5 veces más tiempo a la realización de las tareas domésticas y al cuidado de la familia, lo que hace muy complicado su desarrollo profesional. De ahí la necesidad de lograr un equilibrio y distribuir justamente los tiempos de vida entre hombres y mujeres. No es necesario que sea al 50%, ni de la misma manera siempre. Podemos hacerlo dependiendo de la disponibilidad o de las habilidades de cada persona para realizarlas, siempre que sea de una manera equitativa.
Aprovechar el fin de semana. Las tareas que no se puedan asumir a diario por motivos de trabajo podemos realizarlas el fin de semana. Hacer la limpieza de la casa, planchar la ropa o la compra semanal en días no laborables hará que estemos menos saturados entre semana.
Aprender a relativizar. Una muestra de inteligencia emocional es aprender a relativizar, porque no pasa nada si la casa no está perfectamente limpia y ordenada, toda la ropa planchada o falta algo en la nevera.
Optimizar los horarios de trabajo. Desde el punto de vista laboral, el trabajo flexible, o el trabajo a tiempo parcial pueden ser medidas efectivas para lograr la conciliación laboral.
Teletrabajo. Dependiendo de la empresa para la que trabajemos la posibilidad de teletrabajar facilita mucho la conciliación. Los beneficios que tiene trabajar desde casa son muchos: aumenta la productividad, permite optimizar mejor el tiempo y aumenta la calidad de vida del empleado.
Red de apoyo social. Contar con ayuda de otros es fundamental para poder hacer frente a la conciliación como en el caso de que un hijo esté enfermo y no pueda acudir un día a clase. Además de los abuelos o familiares, alimentar las relaciones personales, por ejemplo, con otros padres del colegio, puede ser de gran ayuda a la hora de turnarse para llevar a los niños, recogerlos a la salida o cubrirnos en caso de necesidad.
Estar bien informados sobre nuestros derechos. Las personas tienen derecho a diferentes permisos retribuidos y varias medidas de conciliación familiar y laboral. El Estatuto de los Trabajadores detalla toda la información acerca de cómo son las vacaciones, los permisos, las excedencias, o las modificaciones de la jornada en el trabajo. Para ello hay que conocer bien las distintas normativas que regulan la conciliación laboral y familiar.
La conciliación laboral también beneficia a las empresas
Actualmente, las empresas de más de 50 trabajadores deben contar con un plan de igualdad, el cual debería incluir medidas relacionadas con la conciliación laboral y familiar. Aunque no es de aplicación obligatoria, cada vez son más las compañías que aplican e implementan medidas para garantizar a los trabajadores un equilibrio más adecuado entre las horas que dedican a su trabajo y el tiempo que dedican a la familia y a sus tareas personales del día a día.
Está demostrado que una buena conciliación laboral, personal y familiar supone múltiples ventajas, aumenta el bienestar de los empleados, tanto a nivel personal como en relación con su trabajo, contribuye a su salud, reduce el estrés y mejora la motivación laboral. Como consecuencia también beneficia a las organizaciones ya que mejora el clima laboral y las relaciones profesionales entre los diferentes miembros del equipo lo que revierte finalmente en el mejor funcionamiento de la empresa, aumenta la productividad laboral, reduce el absentismo y es beneficioso para la retención y gestión del talento.
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