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Con la inflación disparada, si tenemos parados nuestros ahorros perderemos poder adquisitivo. Invertir no es una actividad reservada solo para economistas o personas con mucho dinero, pero hay que elegir bien y no apresurarse. Cuando nos equivocamos en la compra de un producto podemos devolverlo, pero las cosas no funcionan de la misma manera con los productos financieros. En este caso, deshacer una inversión puede ser complicado.
Si queremos rentabilizar nuestro dinero hay que tener en cuenta una serie de consejos básicos. La CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) recomienda antes de dar el paso hacia la inversión:
1. Definir bien los objetivos. Esto implica, entre otras cuestiones, determinar el plazo de la inversión y el riesgo que se desea asumir. Es conveniente elegir un producto que sea adecuado para el horizonte de inversión que tengamos: corto, medio o largo plazo. Por otra parte, todos los productos financieros conllevan cierto nivel de riesgo (bajo, medio, alto o muy alto) del que debemos ser conscientes cuando tomamos la decisión de invertir en ellos. Es también conveniente diversificar o como se dice coloquialmente “no poner todos los huevos en la misma cesta”.
2. Dejarse aconsejar por un experto. Cuando la entidad nos presenta varios productos alternativos y nos recomienda alguno de ellos, nos está prestando un servicio de asesoramiento. En este caso, debe determinar qué producto es el más idóneo para nosotros en cada momento. Para ello debe recopilar toda la información necesaria para poder asesorarnos, valorar los conocimientos y experiencia que tenemos, nuestra situación financiera y nuestros objetivos de inversión. Es importante además que la entidad conozca cuál es la pérdida máxima que estamos dispuestos a asumir.
3. Elegir un producto adecuado a nuestro perfil. Existe una extensa gama de productos financieros para cualquier perfil de inversión. Es imprescindible comprender las características y los riesgos del producto antes de su adquisición. La regla de oro en este caso es “no invertir en productos que no se comprenden” ya que el grado de complejidad suele ir en paralelo al riesgo que conllevan. La entidad debe explicarnos las características (y riesgos) del producto que nos ofrece o que solicitamos y proporcionarnos toda la información para que podamos tomar la decisión de inversión con conocimiento de causa.
4. Vigilar las inversiones realizadas. Las circunstancias bajo las que realizamos una determinada inversión pueden cambiar con el tiempo. Es recomendable vigilar la evolución de la inversión y ver si la rentabilidad es la esperada y si los riesgos se mantienen. Las entidades financieras están obligadas a enviarnos la información con carácter periódico para poder realizar este seguimiento.
Productos con una buena relación rentabilidad-riesgo
Para no equivocarnos en nuestras decisiones de inversión lo más prudente es elegir productos que nos proporcionen rentabilidad, pero sin correr un gran riesgo. Estos son algunos de ellos:
1. Renta Vitalicia Remunerada (RVR). Es una forma segura, rentable y fiscalmente atractiva de invertir al tiempo que se percibe una alta rentabilidad y se aseguran unos ingresos periódicos. Se trata de un producto a prima única, con una aportación mínima de 6.000 euros y un tipo de interés anual que se comunica previamente y se garantiza por años naturales. En el caso de 2022, es del 1,2%. Permite además rescates parciales y el rescate total del capital a partir del primer año de contratación y ofrece una cobertura adicional de fallecimiento, mediante la cual, los beneficiarios obtienen el 100% de la inversión con una prestación del 1% adicional. Como principal ventaja frente a otros productos de ahorro, la modalidad RVR presenta un mejor tratamiento fisca. Más información: Renta Vitalicia Remunerada
2. Seguro Ahorro Flexible. Ofrece una rentabilidad neta que se fija trimestralmente, comunicándose al inicio de cada trimestre natural. Actualmente se encuentra en el 1,20% (neto de gastos de gestión). Además, ofrece la posibilidad de realizar aportaciones periódicas o extraordinarias con las que maximizar la rentabilidad de los ahorros, así como disponer de nuestro dinero de forma total o parcial cuando sea preciso. El seguro de Ahorro Flexible incluye una cobertura de fallecimiento que permite que el fondo no se pierda nunca. Llegado el momento, el beneficiario de la póliza cobraría el fondo de ahorro acumulado más una indemnización equivalente al 1%, con un límite de 600 €. Las aportaciones al ahorro, junto con la rentabilidad acumulada en cada momento, están 100% garantizadas. Más información: Ahorro Flexible
3. Seguro Ahorro Plus. Un seguro para el ahorro a medio plazo a partir de una inversión mínima de 5.000 euros. Con una rentabilidad de 1,75% (neto de gastos de gestión) garantizada durante los cincos años de vida del producto. Además, ofrece la posibilidad de llevar a cabo rescates tanto parciales como totales a partir de los doce meses desde la contratación del seguro, aplicando un tipo de interés determinado. Incluye también una cobertura de fallecimiento que permite que el fondo no se pierda nunca. Llegado el momento, el beneficiario percibirá el capital acumulado más una indemnización equivalente al 1% del fondo de ahorro, con un máximo de 300 €. Más información: Ahorro Plus
4. Plan de Previsión Asegurado. El seguro de ahorro perfecto para aquellas personas que desean mantener su nivel de vida en la jubilación. Garantiza una rentabilidad y un tratamiento fiscal óptimo, con las mismas ventajas que los planes de pensiones. Además, como asegurados podemos disponer de manera anticipada de la totalidad de los ahorros en caso de enfermedad grave, gran invalidez o desempleo de larga duración. Respecto a la fiscalidad, las primas aportadas a un Plan de Previsión Asegurado reducen la base imponible general del IRPF. Por lo que las ventajas fiscales variarán en función de los ingresos personales y de las aportaciones realizadas. Más información: Plan de Previsión Asegurado
Avanza Previsión proporciona un asesoramiento personalizado basado en la transparencia, cercanía y profesionalidad a de la hora de atender las necesidades personales de ahorro e inversión con diseñando planes de aportaciones a medida de cada ahorrador. Pedir asesoramiento personalizado.
Y, por último, hay que recordar que antes de antes de comenzar a invertir conviene estudiar a fondo la situación económica personal ya que una de las reglas de oro es que nunca se debe utilizar a este propósito el dinero que se necesite para vivir. “Solo hay que destinar a la inversión el excedente entre los ingresos y los gastos comunes”, como aconseja la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el Banco de España.
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